En el mundo actual, después de un siglo de celebraciones del Día Internacional de la Mujer, está culminando el proceso de liberación femenina.
Desde la antigüedad más remota, la mayor fuerza física del hombre y la función maternal de la mujer determinaron las relaciones de poder y la distribución de los roles en la pareja humana.
El hombre era el proveedor y protector de la familia; la mujer por su parte, condicionada por sus embarazos y lactancia, asumió naturalmente la crianza y las labores domésticas y al depender de su pareja se adaptó a la cultura patriarcal, desarrollando una actitud de sumisión y obediencia tan apreciada por el ego masculino.